16 de mayo de 2010

A nuestros alumnos sí les gustan las matemáticas

El pasado 12 de mayo celebramos en nuestro Centro el Día Internacional de la Matemáticas. El hall del edificio de Secundaria ha ofrecido una exposición de fotos sumamente interesante en relación con este tema y, en general, los alumnos y alumnas del Centro trabajaron de diversas maneras la conmemoración de este significativo día para las ciencias. Queremos felicitarlos a todos por el esfuerzo. Y queremos también destacar la aportación de dos alumnas de 3º ESO A, Samantha y Vanesa, Vanesa y Samantha, autoras de una preciosa historia que queremos compartir con todos los visitantes de este blog. Enhorabuena, por el trabajo y por la originalidad derrochados. Reproducimos el cuento orgullosos de la creatividad de nuestro alumnado:


ENTRE AMOR Y NÚMEROS

Sucedió en un colegio muy especial, un Centro de Matemáticas donde los alumnos eran los propios números y el profesorado eran las operaciones.
Una mañana cualquiera entra en el aula la profesora Multiplicación y observa un gran alboroto. Tras preguntar a todos los números qué estaba sucediendo, le cuentan que se burlaban del número Uno porque se había enamorado de la chica número Cero. Todos los compañeros se reían de Uno y le decían que no fuera tonto, que él sólo valía 1 y encima se había enamorado del número que menos vale, el 0. La profesora indignada, quedó pensativa ante la actitud de su alumnado. De pronto, pidió un voluntario y algunos minutos después Cuatro levantó su mano.
-Profesora Multiplicación: Muy bien Cuatro, acérquese por favor.
Cuatro se dirigió algo tembloroso a la mesa de Multiplicación y ésta le miró de arriba abajo.
-Profesora Multiplicación: ¡A ver! Todos ven que su compañero vale 4 ¿verdad?
Bien, ahora quiero que usted Cuatro me responda. Si yo le multiplico por la señorita Cero ¿Con qué valor se queda usted?
-Cuatro: Con 0 señorita Multiplicación.
-Profesora Multiplicación: Muy bien, puede usted sentarse. Señor Nueve ¿es tan amable de venir aquí?
Nueve, ídolo de toda la clase por su alto valor, se levantó con total seguridad en sí mismo y se acercó a la mesa de su profesora con aires de grandeza, caminar de actor de cine y mirada altanera.
-Profesora Multiplicación: Señor Nueve, usted es el valor más alto que tenemos en clase ¿no es cierto?
-Nueve: Así es profesora, por encima de mí no hay nadie, jeje…
-Profesora Multiplicación: Bien señor Nueve, ahora responda a mi pregunta. Si yo le multiplico por la señorita Cero ¿puede decirme qué valor tomará usted?
-Nueve: Sí…, con… 0.
-Profesora Multiplicación: ¡Vaya, qué sorpresa! Parece que la señorita Cero no va a ser la única que vale poco en esta clase.
La opinión de la clase quedó dividida entre los que compartían aquella teoría de valores y los que opinaban que se trataba de puras estrategias matemáticas para defender a los menos valorados de la clase.
Los días continuaron su andar y aquel suceso no quedó en el olvido. La profesora Multiplicación se lo comunicó a la tutora del curso, la señorita Menos, que sin dudarlo anotó en su apretada agenda la charla que debía tener con 3ºA el siguiente miércoles.
A todo esto, en la clase el poderío lo seguían ostentando los de siempre: el Nueve, el Ocho y en ocasiones hasta el Siete y eran ellos los que defendían hasta la muerte que los compañeros del Siete para abajo no deberían existir en las matemáticas.
Llegó el miércoles y la profesora Menos acudió a su clase. Aunque los alumnos no la esperaban muchos de ellos imaginaron a lo que venía pues no era costumbre verla a ella en clase.
La tutora explicó bastante bien lo que días atrás había preparado. Se notaba en su acento y comportamiento cierta agresividad ante aquella situación. Aún así, el valiente Nueve se enfrentó a ella y añadió ciertas observaciones muy impertinentes a lo que la tutora respondió:
-Tutora Menos: Ahora mismo le digo al director, el señor Raíz Cuadrada, que venga y te lo explique él mismo ¿le parece bien al maravilloso número natural Nueve?
Nueve no respondió, guardó silencio y tomó asiento. La tutora salió con rapidez de la clase y se dirigió como una flecha al despacho del Sr. Raíz Cuadrada. El director tenía fama de ser una
operación seria pero con una portentosa inteligencia. Menos estuvo conversando con el director durante un buen rato y pasado un tiempo ambos hicieron acto de presencia en el aula. Con el director no cabían bromas, palabras mal dichas o mal sonantes. Era una persona de buen carácter pero serio, recto, respetuoso y que quería las cosas bien hechas.
- Director Raíz Cuadrada: Buenos días. Vamos a ver cómo podemos enfocar este tema de una manera amena, agradable para todos, entendible y que por supuesto no genere ninguna duda entre los aquí presentes. Según me ha informado vuestra tutora los números inferiores están siendo desplazados a causa de sus bajos valores por otros compañeros. Es cierto que la señorita Más puede venir -como alguien lo pidió- tomar al señor Cinco y sumarlo con Siete y entonces el señor Cinco quedaría con un envidiable puesto trece; pero deben tener en cuenta una cosa, yo soy el director y evidentemente puedo venir y aplicar tranquilamente la raíz cuadrada de trece y lo dejaría sentadito y calladito en la última fila con un valor aproximado de 3 y medio. Eso por no hablar de la subdirectora, la Sra. Fracción, ¿os imagináis lo que ella puede hacer con todos ustedes? Dejarlos en la mitad, la tercera parte, o la cuarta parte. Pero vayamos a lo práctico, Señor Uno, haga el favor de acercarse y usted también señorita Cero. Ahora por favor tómense de la mano y giren hacia sus compañeros (Los jóvenes así lo hicieron).
Uno y su novia Cero formaron con sus manos unidas un hermoso y amoroso diez que nadie pudo superar. Incluso Nueve se retorcía de envidia en su silla. El director prosiguió con su charla.
-Director Raíz Cuadrada: Bien, parece que no tenemos quien supere a este número. Sigamos entonces. Sr. Nueve si no le importa, ¿quiere acercarse?
Supongan que todos juegan a la lotería y que el premio es una cantidad en metálico. Ya tenemos aquí a 9 y supongo que a nadie le interesaría jugar por esta cantidad tan insignificante pero si el señor Uno se coloca a su derecha quizás habría alguien a quien le gustara ganar 91 euros, aunque es seguro que si la señorita Cero se coloca junto a su novio Uno probablemente serían muchos los que estarían dispuestos a cobrar un premio de 910 euros. Y es más, si hacemos llamar a otras tres jovencitas Cero de la otra clase y las colocamos junto a estos compañeros no cabe la menor duda de que todos estaríamos dispuestos a jugar por un premio tan valioso:910000 euros. ¿Comprenden ahora que nunca se puede infravalorar a nadie simplemente porque para nosotros no tenga valor? La naturaleza es perfecta y el ser más ínfimo de la creación tiene su puesto y su importancia. Espero entonces que mis palabras os hagan reflexionar en aras de una perfecta armonía entre todos. Nada más, gracias.
La clase quedó como muerta. Un silencio se adueñó de aquella enorme habitación, un silencio que solo se atrevió a romper un abejorro del culo blanco de esos que traen buena suerte que se coló por la ventana y que vino a posarse en la calva del señor director. Los brincos de aquel corpulento hombre hicieron que la clase estallara en risas y a la vez en aplausos por aquella magistral lección que consiguió hacer que entendieran que TODOS eran importantes y necesarios. Uno y Cero formaron una preciosa pareja. Años después él llegó a ser ingeniero y ella siguió los pasos de su profesora y se la conoció como profesora Ecuación. Se casaron y tuvieron una preciosa parejita de niños: Punto y Final.

1 comentario:

  1. Si, si que me ha gustado el cuento; además, de MAYOR YO QUIERO VIVIR EN EL MUNDO DE LOS NÚMEROS, y ser un hipotenuso impar que da clase sobre los silencios y los ceros.

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